jueves, 11 de octubre de 2018

Meralgia parestésica.

Síndrome de compresión nerviosa del nervio femorocutáneo lateral. Es un trastorno frecuente; personalmente se ve más de un caso al mes. 

El diagnóstico es clínico, por la presencia del trastorno sensitivo en el territorio del nervio (la zona cutánea del vasto externo, o cara externa del muslo, con mayor o menor extensión, pero sin sobrepasar sus límites), con hipoestesia, neuralgia, alodinia, hiperestesia, etc., con molestias continuas o intermitentes, durante días o incluso meses, y con frecuencia en relación con ropa apretada en cintura, abdomen abultado, o variación reciente de peso ya sea aumento o curiosamente también disminución de, por ejemplo, 5 o 10 kilos, apreciables en abdomen sobre todo (se supone que es el abdomen prominente lo que podría comprimir el nervio en la ingle, aunque no hay pruebas definitivas, y el hecho es que también aparece, paradójicamente, al perder peso). 

A veces aparece en relación con masas en la ingle, por donde pasa el nervio con mayor estrechez. 

También se ha relacionado con inyecciones en la parte alta del muslo (Lagueny A et al. Meralgia paresthetica after subcutaneous injection of glatiramer acetate. Muscle & Nerve 2015; 52: 150). 

Puede ser bilateral. No produce hiporreflexia ni alteración del balance muscular. Algunos pacientes refieren la aparición de los síntomas en relación con la permanencia de pie durante un tiempo. El diagnóstico diferencial se hace con la radiculopatía lumbar, que debe ser excluida en caso de sospecharse (por ejemplo por la presencia de lumbociatalgia). 

Hay en la literatura una técnica electromiográfica descrita para la exploración del nervio femorocutáneo lateral (estímulo a 1,5 centímetros de espina ilíaca, y registro a 20 centímetros sobre línea imaginaria entre espina ilíaca y borde lateral de rótula, promediando la respuesta), pero en la práctica no parece aplicable, al menos personalmente no se ha conseguido encontrarle rendimiento clínico al electromiograma en este síndrome en la práctica, al asociarse a un exceso de falsos positivos y negativos tal que obliga a descartar la técnica en su aplicación clínica, pues probablemente es menos útil que las meras anamnesis y exploración clínica neurológica, por lo que dicha técnica no se utiliza personalmente, y es preferible la anamnesis y exploración clínica para el diagnóstico de este trastorno, opinión compartida en otros laboratorios, que también consideran limitada la utilidad del electromiograma en este síndrome. 

Esteban, por ejemplo, cifra la cantidad de falsos positivos en un número superior al 50% de los casos por lo que propone descartar la exploración de la conducción sensitiva periférica para diagnosticar la meralgia parestésica, aunque propone usar potenciales evocados somatosensoriales, pero con tres derivaciones craneales, a C'1, C'z y C'2, para aumentar la facilidad de interpretación de la respuesta y la fiabilidad del resultado, citando que los hallazgos con valor diagnóstico son sobre todo el aumento de la latencia, por ser el más frecuente, seguido por la abolición de la respuesta, con la pega de la imprecisión en la localización de la lesión y también los correspondientes falsos positivos y negativos (Esteban A. Neuropatía cutánea lateral femoral: meralgia parestésica. Diagnóstico neurofisiológico. Rev Neurol 1998; 26: 414-415). También la exploran algunos colegas con estímulo en muslo y registro en espina ilíaca, pero el resultado es el mismo. 

Podría parecer sorprendente que en el síndrome del túnel carpiano, por poner un ejemplo, el electromiograma sea tan útil y en otro síndrome similar, la meralgia parestésica, no. La razón para esta aparente contradicción, que no lo es, probablemente sea que en el síndrome del túnel carpiano el nervio se explora a lo largo del tramo de nervio cuya conducción está bloqueada, a través del túnel carpiano, en cambio en la meralgia parestésica se explora la zona del nervio distal al punto en el que podría estar bloqueada su conducción. Es más, una exploración electromiográfica normal del nervio femorocutáneo lateral en muslo no descarta meralgia parestésica, precisamente por ese motivo probablemente, y una exploración supuestamente anormal, por ejemplo, la ausencia de un potencial sensitivo por el nervio en muslo, tampoco descarta ni confirma meralgia parestésica, porque a veces no se consigue encontrar la respuesta del nervio en sujetos normales. Por otro lado no hay tampoco un estándar en un sentido u otro que permita interpretar correctamente estas situaciones dudosas. En estos hechos podría estar la explicación de por qué personalmente no se le encuentra utilidad clínica al electromiograma en este síndrome en la práctica frente a la mera anamnesis y a la exploración física, salvo que alguien demuestre fehacientemente lo contrario. 

En la meralgia parestésica, el electromiograma está indicado de todos modos, pues se utiliza principalmente para descartar radiculopatía L4 concomitante. 

Esteban propone como alternativa, ante la poca utilidad del electromiograma en este síndrome, el recurso a los potenciales evocados somatosensoriales desde el área cutánea de este nervio, potenciales evocados somatosensoriales por dermatoma, a los que personalmente también se considera menos interesantes que la mera anamnesis y exploración clínica para diagnosticar a los pacientes con este síndrome. 

Gihan sí encuentra utilidad a los potenciales evocados somatosensoriales por dermatoma, estimulando en el tercio inferior externo de muslo, con detección 2 centímetros detrás de Cz y referencia a Fz, obteniendo una respuesta normal con latencia de 33,9 +/- 1 milisegundos y una amplitud de 2,1 microvoltios, e informan de una sensibilidad del 81% para estos potenciales somatosensoriales por dermatoma, pero hay un pega: no incluyen en los resultados a los sujetos en los que los potenciales somatosensoriales fueron inobtenibles, con lo cual, de nuevo vuelve a ser más fiable la mera clínica que la exploración neurofisiológica para este síndrome, pues la exploración clínica incluye a todos los sujetos (Gihan A et al. Reliability of sensory nerve conduction and somatosensory evoked potentials for diagnosis of meralgia paraesthetica. Clinical Neurophysiology 2009; 120: 1346-1351). 

Ya se verá en el futuro si los potenciales somatosensoriales son útiles o no para este síndrome, habrá que comprobarlo científicamente primero, antes de tener una opinión definitiva al respecto.

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